L.

Llovió a cántaros 

 

La mirada interior:

sol púrpura

bosques de hojalata,

viento de agua,

pájaros que sueñan volar.

 

Abrí los ojos,

los lancé hasta el cielo,

y atravesé nubes de algodón de azúcar.

 

No había nadie.

Sólo el páramo: cactus, rocas, tierra.

No cantaba el pájaro,

la brisa no corría,

los senderos eran ríos secos,

y el aire polvo de estrellas.

 

Volví a cerrar los ojos.

Llovió a cántaros.

 

-Beatriz Alonso Cabaleiro, Galicia, enero 2018.

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