D.

Disfraces de carnaval sin género

Los carnavales y yo nunca fuimos uña y carne. Recuerdo, por aquel entonces, a la mayoría de la clase emocionada solicitando el disfraz de sus sueños a nuestra tutora. Yo, en cambio, me mostraba apacible, como una mera espectadora de todo aquello. La no existencia de disfraces de carnaval sin género hacía que uno de los días más felices para el alumnado, a mí se me hiciera uno de los días más largos.

Cada año la profesora o el profesor, bajo nuestra tutela, escogía un disfraz para los niños y otro para las niñas con una misma temática en común. Si los niños iban de Peter Pan, las niñas de Campanilla, por ejemplo. Y a mí, no poder ser quien quería ser en Carnaval, me daba escalofríos por la espalda. 

Hoy en día sabemos que las aulas son muy diversas y que cada estudiante es único y diferente. Por tanto, para no limitar al alumnado os planteo la siguiente cuestión: ¿Por qué crear disfrazes sin género para nuestro alumnado? 

1.Rompemos con los estereotipos de género

Los estereotipos de género influyen en nuestra habilidad cognitiva. Si la gente piensa en el género, harán tareas que crean “mejores”  para cubrir sus necesidades o  asumirán determinados roles sin plantearse otras posibilidades. Sin embargo, los roles y expresiones de género cambian a lo largo de los tiempos. ¿Por qué no empezar ya a aportar nuestro granito de arena al cambio? Las niñas no tienen por qué vestir de rosa y ser princesas. Derribemos el tópico de que sean rescatadas por el príncipe. Pueden salvarse a sí mismas. Al igual que los niños no tienen que ser Superman y salvar el mundo. Los carnavales también son diversos.

2. Eliminamos los disfraces sexualizados

Una sociedad capitalista heteronormativa, como en la que vivimos, ha creado un perfil de la mujer en el que tiene que ser sexy, con comportamientos considerados “femeninos”, adorable,etc para ser aceptada y encajar en la realidad que le rodea. Vestir con disfraces sexualizados a nuestras pequeñas es decirles, desde muy temprano, como tienen que actuar y ser para complacer a los demás. Dejemos que las niñas decidan por sí mismas y que no se preocupen tanto por el físico ni por el qué dirán.


En palabras de la filósofa existencialista y escritora francesa Simone de Beauvoir: “Una no nace mujer, sin embargo se convierte en mujer”. No obstante, defiende que el género que tenemos al nacer no debería limitar nuestra historia, ni significa tener un estilo de vida determinado. Dejemos que disfruten de la infancia y que empiecen a soñar desde ya con quien quieren ser. Sus propias experiencias, a lo largo de la vida, las convertirá en mujeres. Y en la misma línea podemos citar las palabras de la neurocientífica israelí y defensora del neurofeminismo  Daphna Joel: 

“No vemos demasiadas diferencias entre los cerebros de las niñas y los niños. Suelen empezar en la adolescencia o en la vida adulta, y algunos desaparecen durante la menopausia o tercera edad. Estas diferencias pueden darse lugar debido a los niveles hormonales o a las condiciones ambientales”.

carnavales sin género
Imagen de uno de mis carnavales, disfrazada de vaquero

3. Vuela su imaginación

Las normas de género crean la repetición de determinadas acciones de nuestro día a día y nos moldea en nuestra forma de entender y de  interactuar con el mundo que nos rodea. No obstante, limitarlos por el género es encorsetar su imaginación y creatividad. ¡Dejemos que nos sorprendan!

Yo, por ejemplo, nunca me disfracé. Me disfrazaban los adultos. Soñaba con ser Robin Hood, Peter Pan o el médico de quien se disfrazaban mis compañeros varones.Me sentía a un segundo plano en el patio y desmotivada en la coreografría del baile. Pues yo, quería ser la protagonista de mi Carnaval. Pero eso, parecía que tenía que esperar.

4. Apoyamos a una clase inclusiva y sin diferencias donde habita la diversidad

Al igual que ya hay campañas para juguetes sin género (nuestro deber es saber detectar y escoger los apropiados) podemos empezar a promover los disfrazes sin límites e intereses para los más peques. Recordemos que si motivamos a los estudiantes a que se diviertan con juguetes diversos o a participar en diferentes asignaturas o actividades extraescolares según el género, esto los influirá el día de mañana en participar en diferentes trabajos o actividades de adultos.

L.

Los estereotipos del amor romántico en adolescentes

Llega San Valentín y en las aulas he visto cierto desdén y rechazo hacia esta fecha. El alumnado, sobre todo el adolescente, ha hecho comentarios de “sigo sola”, “mi San Valentín se basa en comer helado y ver películas románticas, otra vez”, etc. También me han preguntado si tengo “novio”, asumiendo que sería hombre. Los estereotipos del amor romántico en adolescentes en pleno siglo XXI parecen no haber variado.

Toca romper con los estereotipos de un amor de pareja cishetero en la juventud. En mi caso, por ejemplo, nunca tuve referentes fuera de este convencionalismo y coleccionaba amores platónicos. La historia siempre era la misma: chica conoce a chico o chico conoce a chica. 

1.  El amor no tiene que ser en pareja

El amor abarca muchos aspectos de nuestras vidas. Este habita en nuestras experiencias, encuentros y desencuentros, en la amistad, en el ámbito familiar, en nuestra mascota… y, sobre todo, en el amor propio. Sí, hacia tu persona. Lo más importante. 

2. El amor vive en los pequeños detalles, en el afecto

Si lo más importante eres tú y tu bienestar, ¿por qué no darte un capricho? Regalar algo a una persona a la que quieres y que te demuestra con afecto todos los días que te aprecia es otra  buena opción. No tiene porqué ser algo grande y valioso, sino un detalle que te ha hecho pensar en esa persona. Por ejemplo, una carta haciendo hincapié en vuestra conexión especial, un libro dedicado que piensas que puede de ser de interés para él, ella o elle, etc. Tener un detalle con alguien que te importa es una sensación muy gratificante. Y no tiene que ser solo en San Valentín.

3. Somos un todo, no una mitad 

El uso de la analogía  de la “media naranja” está, en nuestros tiempos, más que anticuada. Sin embargo, en nuestras películas, series, libros… seguimos encontrando este mito latente y los jóvenes pueden hacer un mal uso de su interpretación del amor y llevar a cabo en sus vidas aquella búsqueda de “ese algo” que complete el vacío. A nadie le falta nada. Somos una unidad y no necesitamos a otra persona para completarnos o encontrar respuestas. Esas respuestas están en nosotros mismos.

He aquí el reportaje “El amor es un eco”, publicado en la revista atodoconfetti durante la semana del Orgullo. Participé como modelo para dar visibilidad al amor, a la diversidad y a la libertad de ser.

4. El amor tiene que ver con “ser visto” y aceptado

Cuando conectas con alguien sientes que esa persona “te ha visto”. Haces un “click” inmediato y sientes como si despertaras de otra realidad paralela en la que estabas menos presente, aturdida o dormida. El amor no se busca, ni es un objetivo de vida para ser felices. Se tropieza con él. A veces lo buscamos en las personas inadecuadas, las que no nos aceptan tal y como somos, y pensamos que hacemos algo mal o buscamos solucionar ese vacío, pero no. Esa persona no es la correcta ni te “ha visto”. 

5.  El enamoramiento versus el amor

El enamoramiento dura al principio de toda relación romántica. Esta etapa más pasional tiene una duración de entre 6 y 10 meses. Aquí no vemos los defectos de la persona. Luego queda el amor y apreciamos tanto las virtudes como los defectos de él, ella o elle. Que se acabe esa primera y excitante fase no quiere decir que no sea “amor real” lo que sientes hacia esa persona. La rutina, construir una vida juntos, la convivencia, etc forma parte del camino.

5. El falso estereotipo del amor romántico

El amor no entiende de género, ni de razas, ni de edad. Nos enamoramos de las personas.

El amor es libre de ser y tampoco entiende de roles. Por ejemplo, si eres mujer no tienes por que ser sumisa, sensible, ni ser seducida. Sé tú misma. Lo mismo para el hombre,no tienes por que ser independiente, dominante, ni conquistar. Rompamos con los falsos estereotipos. El amor y San Valentín, también son diversos.

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