Ella es una Tele. Camina y camina. El camino se va dibujando tras sus pisadas. Pero ella no repara en ello. Solo observa. No toma juicio ni entiende.
Él es un Mando. Programa su paseo mentalmente mientras camina. A dónde irá, con quién se encontrará. No toma conciencia de su cuerpo frágil. Como se mueve a cada paso, cada vez que el talón vuelve a acariciar el asfalto.
Mando camina muy rápido y choca contra Tele.
Tele lo observa fijamente a los ojos. Y es entonces, cuando Mando se percató que él también es un mero espectador.